EL PODER DE LA FUERZA.


Hoy escribe para nosotros Hector Otero actual preparador físico del Céltiga, equipo de Tercera División. Para poneros un poco en situación, Hector se licencio en Ciencias del Deporte en la Universidad de Coruña y posee los tres niveles de entrenador y experiencia en banquillos de base como Monteañeros en Coruña y Bosco en Ourense. A pesar de su corta edad ya actuó como preparador físico en C.D.Barco en Tercera División y U.D.Ourense en primera regional, consiguiendo el ascenso a Regional Preferente. Además fue preparador físico del filial del Ourense Envialia, equipo de División de Plata femenina de fútbol sala.  Espero que os guste el siguiente artículo.





EL PODER DE LA FUERZA

En la vida, poder ejercer tu profesión en el campo que te apasiona es de estar agradecido, y tengo la suerte de poder disfrutar de ese regalo. Es por eso que hoy quiero romper una lanza a favor de mi gremio y reflejar sobre el papel algún “pero” sobre las diversas interpretaciones de artículos con nombres como “la preparación física integrada” o “la preparación física dentro del modelo de juego”. No nos volvamos locos. Ni todo es blanco ni por el contrario negro. Cierto es, que en pleno 2019, las eternas carreras continuas fueras del campo de fútbol en plena temporada están obsoletas, pero ¿por qué se sigue mirando con recelo realizar una media sentadilla? El jugador de fútbol quiere balón pero el FUTBOLISTA sabe que va a disfrutar más de juego con una buena base de fuerza.


El fútbol es talento, y las acciones técnicas son la base del juego. No se podría entender de otra manera a jugadores como Messi, Luka Modric, Zidane en su día. Pero, ¿Qué hay detrás del talento? ¿Cuántos jugadores han visto truncada su carrera deportiva por lesiones ligamentosas que se han repetido en el tiempo, o se han perdido estar en una final del mundial por una rotura de fibras? El deporte de máximo rendimiento, no nos engañemos, es lesivo, y quien conozca la poción mágica para evitar lesiones en toda la temporada por favor que me lo diga. Pero, para rendir a ese nivel, ser capaz de llegar a ese balón en línea de fondo y rotar la cadera para imprimirle la fuerza necesaria para colocarla en el segundo palo, imprimirle fuerza a ese chut desde 40 metros que acabe en gol, realizar ese salto por encima de 3 defensas rivales en el punto de penalti para marcar gol después de 90’ jugando a la máxima intensidad, o ser capaz de tener fuerzas en la prórroga de una final de un europeo para conseguir dar ese pase milimétrico a mi delantero que decante la balanza a favor, yo os digo, que sólo con el talento no llega.

Durante un partido, las acciones de fuerza que se producen (saltos, cargas, aceleraciones-desaceleraciones…) son siempre a la máxima intensidad ya que son acciones que se han de generar en un espacio de tiempo tan corto que precisan de nuestra máxima intensidad para su ejecución. Mucha de esa transferencia que buscamos, es imposible de conseguir sólo a base de “fútbol reducido”. Se debe crear una base de fuerza de manera analítica, duela a quien le duela, entendiendo analítica en el buen sentido. Me explico. Debe estar sustentado por un trabajo funcional, es decir que consiga que el futbolista mejore en aquellas habilidades que le va a deparar su práctica deportiva. Pongo un ejemplo. En el fútbol (y en infinidad de deportes) el jugador recurre a la musculatura isquiotibial como un estabilizador de la cadera, para evitar  presentarle a nuestra nariz el suelo. Entonces, ¿convence la idea de trabajar esa musculatura por medio de curl de pierna, con flexión de rodilla? A mí, personalmente, no me convence. En cambio realizar trabajo de peso muerto sí. ESTO creo que es la verdadera integración de la preparación física de la fuerza, pues estás adaptando el movimiento al contexto del futbolista mejorando sus niveles de fuerza y disminuyendo el riesgo de futuras lesiones.

El jugador no sólo se va a sentir más rápido, menos fatigado y en general mejor a nivel condicional, si no que eso se va a ver reflejado en su capacidad técnica, pues ese control en el minuto 60 va a ser de una mayor calidad, y la toma de decisión mucho más clara que si no realizaramos trabajo de fuerza.

El discurso cambiaría si hablaramos de la resistencia específica que yo (no existen las verdades absolutas ni mucho menos) trabajaría por medio de tareas jugadas y situaciones de partido contextualizadas y orientadas hacia el objetivo que busquemos. Se podría trabajar por posiciones dependiendo del nivel de esfuerzo requerido para cada una de ellas en nuestro modelo de juego, etc.
Volviendo al trabajo de la fuerza, el siguiente paso sería complementarlo con tareas en espacio reducido…o amplio...si al final ¡LA FUERZA LO ES TODO!

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